Esta es una de esas cosas que parecen más propias de grandes empresas con un gran número de trabajadores pero lo cierto es que, ya seas un profesional autónomo o un pequeño empresario que tiene uno o varios empleados o cuenta con colaboradores puntuales, tú también puede diseñar fácilmente una política de empresa para tu negocio.
Por que, en definitiva, de lo que se trata es de definir y poner por escrito aquellos principios y normas que representan mejor tu filosofía empresarial así como aquellos aspectos relacionados con la forma de trabajar y de gestionar las distintas tareas diarias.
Un buen ejemplo de esto lo podemos ver en la actualidad, a raíz de la aparición del COVID-19, con la forma en la que las empresas han tenido que abordar los protocolos de seguridad e higiene para generar espacios seguros para sus trabajadores y clientes y que ha obligado en la mayoría de los casos a revisar los aspectos recogidos en sus políticas de empresa.
El objetivo final es, además de mejorar la imagen corporativa de tu marca o empresa, facilitar la labor de aquellas personas que forman parte de tu equipo unificando criterios y actuando de forma coordinada y homogénea.
Pero si todo esto te parece un proceso complejo o costoso ¡no te preocupes! si sigues leyendo verás que establecer la política de empresa para tu negocio es más sencillo de lo que parece y que, si tienes las ideas claras, conseguirás causar un efecto positivo en la productividad además de facilitar el trabajo a los miembros de tu equipo.
[ctt template=»3″ link=»x56rs» via=»yes» ]Una política de empresas es una declaración de intenciones y es implementado como un procedimiento o protocolo para orientar la toma de decisiones y lograr resultados racionales[/ctt]
Características de las políticas de empresa
Aunque cada negocio debe tener las suyas propias, lo cierto es que la mayoría de las políticas empresariales comparten algunas características:
Objetivas y equilibradas
Recuerda siempre que las normas y principios que establezcas deben ser entendidas y aceptadas por las personas de tu equipo, lo cual será más fácil si están diseñadas con sentido común y se perciben como justas.
Claras y Concisas
Procura que las normas establecidas sean coherentes, mantengan una lógica y sirvan de ayuda para resolver tareas diarias o incidencias.
Apóyate en tus colaboradores para saber cómo se pueden evitar duplicidades y contradicciones entre departamentos y pérdidas de tiempo innecesarias que juegan en contra de la productividad.
Conocidas y Visibles
No descuides este aspecto. Es necesario que informes a todos y cada uno de los miembros que componen tu equipo y sea cual sea el departamento o función que desempeñan.
Recuerda que todos ellos, al margen de su nivel de responsabilidad, “hacen empresa”
Prácticas y basadas en criterios empresariales
Si tienes claros los objetivos de tu empresa te resultará mucho más fácil diseñar una política empresarial coherente que te ayude a alcanzar dichos objetivos.
El punto de partida debe ser mejorar la productividad, aumentar el compromiso de las personas y que tengan una utilidad clara a la hora de realizar tareas o resolver incidencias.
Cómo crear tu política de empresa
Ahora que ya sabemos las características que deben tener, es el momento de diseñar y poner negro sobre blanco las políticas de tu empresa, así que … ¡vamos allá!
- Empieza definiendo claramente las razones que justifican la creación de políticas empresa para tu negocio en particular y cuál es su finalidad.
- De igual forma y antes de ponerlas por escrito piensa si cubren una necesidad real. Céntrate en los aspectos más importantes, ya sea por el impacto que genera en tu empresa o por la frecuencia con que se producen, para elegir los más adecuados.
- Revisa las normas y criterios establecidos por si son susceptibles de mejora. Una vez realizadas las posibles modificaciones es el momento de consensuarlas y ponerlas por escrito de forma definitiva para que puedan ser aprobadas y aceptadas por todos los miembros de tu equipo.
- Para redactar correctamente tu política empresarial utiliza un lenguaje claro, conciso y que sea fácilmente comprensible por cualquiera.
- Informa a todas las personas de tu organización y con las que tengas alguna relación laboral sobre la existencia de una política empresarial determinada ya que aumentará su nivel de compromiso y facilitará su aplicación.
- Por último, analiza y actualiza tu política de empresa cada cierto tiempo. Aunque intentes cubrir todos los escenarios posibles, es conveniente que vuelvas a analizar, no sólo la necesidad de las políticas que has establecido, también si se ajustan a las necesidades y objetivos establecidos para tu empresa en cada momento.
Sobre el último punto es necesario que incluyas, si todavía no lo has hecho, los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias y que afecten a tu negocio así como las medidas internas que hayas establecido para garantizar la seguridad de tus trabajadores y clientes. Ten en cuenta que lo más probable es que sigan vigentes a lo largo de este año 2021.
Tipos de políticas de empresa
Como decía al principio cada empresa tiene, o debe tener, las suyas propias y pueden abarcar aspectos muy diversos. En todo caso, las políticas más comunes se pueden agrupar en tres tipos:
– Generales: Afectan y deben ser cumplidas por todas las personas que forman parte de la empresa sirviendo de guía u hoja de ruta para toda la organización. Un ejemplo sería el compromiso de cumplir con la normativa legal en materia de protección de datos establecido por la ley RGPD
– Específicas: Tienen que ver con aquellos principios o normas establecidos para cada uno de los miembros del equipo y que regulan su actividad concreta. Por ejemplo, regular las condiciones de trabajo o determinar las funciones específicas de cada uno en caso de necesidad de la empresa.
– Temporales: Muy útiles para un proyecto determinado que, debido a su importancia o complejidad, requiere una serie de normas y principios muy concretos aplicables durante un periodo de tiempo más o menos largo.
Conclusión
Las políticas de empresa no deben consistir sólo en un conjunto de normas o pautas de comportamiento aceptadas y de obligado cumplimiento por todos, también deben ser una herramienta de gestión que te ayude a transmitir, tanto interna como externamente, los valores y la identidad corporativa de tu negocio.
Piensa que hablamos de una herramienta que puede ayudarte a consolidar tu proyecto empresarial marcando la diferencia con tus competidores, además de servirte para aumentar la satisfacción de los miembros de tu organización, colaboradores y clientes.
¡Ya me contarás!